Morelia, Michoacán, 04 de septiembre de 2025.– La violencia en Michoacán ya no distingue edades. En Morelia, los asaltos contra adultos mayores que acuden a cobrar su pensión de Bienestar son una muestra de la crisis que enfrentan autoridades y ciudadanía. El propio diputado federal del Partido Verde, Ernesto Núñez Aguilar, reconoció que la inseguridad es hoy el obstáculo más grande para gobernar en el estado.
Durante su primer informe legislativo, Núñez —quien también dirige el Comité Ejecutivo Estatal del Verde— habló de leyes y reformas, pero terminó por admitir que la realidad sobrepasa el trabajo desde el Congreso. “Morelia tiene serias dificultades en la materia”, dijo al referirse a la ola de asaltos contra personas adultas mayores.
El señalamiento cobra relevancia porque proviene de un actor político que, más allá de rendir cuentas sobre iniciativas y productividad, pone en palabras lo que ya viven miles de michoacanos: que la inseguridad atraviesa todas las esferas de la vida cotidiana.
En la capital michoacana se ha vuelto común escuchar testimonios de robos a mano armada, extorsiones telefónicas y atracos a plena luz del día. Las víctimas ya no son solo comerciantes o transportistas, sino también pensionados y personas de la tercera edad que quedan expuestos en el espacio público sin garantías mínimas de protección.
Aunque Núñez enlistó propuestas de ley que van desde sancionar el reclutamiento criminal hasta endurecer castigos por despojo a adultos mayores, la contradicción es evidente: el Congreso legisla mientras las calles permanecen en manos de la delincuencia.
La admisión del legislador ilustra un problema de fondo: el discurso político insiste en reformas, padrones y penas más severas, pero los hechos en Morelia muestran que la inseguridad sigue avanzando y alcanzando a los sectores más vulnerables.
