Gabriela Cázares
Hace 5 meses asesinaron a Pedro Pascual Cruz, comunero de Ocumicho, defensor del medio ambiente y coordinador de la ronda comunal de su comunidad. La comunidad de Ocumicho a través de su Consejo de Autogobierno había venido solicitando apoyo al Estado, ya que eran amenazados por grupo delictivos, sin embargo sus llamados no fueron escuchados y ello le costó la vida a Pedro. Hoy, 5 meses después, Ocumicho se encuentra en manos de un comando armado que se ha apoderado de la comunidad, desarmando a su ronda comunal y amenazando la vida y la tranquilidad de toda la comunidad sin que hasta el momento haya una acción por parte del Estado para protegerlos.
México es un país que se dice orgulloso de su historia, de su cultura, de los pueblos originarios que nos dan identidad, pero no basta con reconocerlos en festivales y eventos para turistas si en el día a día siguen en el abandono.
Si bien las comunidades en autogobierno adquieren la responsabilidad de la seguridad en su demarcación, el Estado sigue siendo responsable de su seguridad y no puede abandonarlos a su suerte, mucho menos cuando de forma reiterada han venido solicitando su intervención. Lamento profundamente lo que está viviendo Ocumicho y hago un llamado a la congruencia, a que todos los órdenes de gobierno asuman su responsabilidad y garanticen la seguridad de todos los ciudadanos.
Como dije hace 5 meses: “el Estado seguirá siendo un intento fallido de democracia, de armonía y de pluralidad si no actúa, si no investiga, si no responsabiliza, si no repara”.
¡Fuerza Ocumicho! ¡Juchari Uinapekua!
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