Víctor Tinoco Rubí rememora en redes sociales la intervención que reconfiguró el espacio público de la capital michoacana. La operación incluyó el retiro de comercio informal, el traslado de oficinas y la rehabilitación del corazón urbano declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Por Omaida Melissa García | 637

A 11 de julio de 2025.- Hace 24 años, el 18 de mayo de 1999, el Centro Histórico de Morelia vivió una transformación profunda y polémica: el desalojo de vendedores ambulantes que ocupaban seis plazas públicas, entre ellas la emblemática Plaza de Armas y los Portales del Centro. El exgobernador de Michoacán, Víctor Manuel Tinoco Rubí, recordó este episodio en sus redes sociales como un “hito” en la historia urbana de la ciudad.

“Fue una decisión difícil, pero necesaria”, escribió Tinoco en una publicación con fotografías del antes y después. El entonces mandatario estatal impulsó junto con autoridades municipales y federales el Plan Maestro para el Rescate del Centro Histórico, una estrategia que pretendía evitar que Morelia perdiera el estatus de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgado por la UNESCO en 1991, y que estaba en riesgo por el crecimiento desordenado del comercio informal.

El operativo implicó reubicar a cientos de vendedores, rediseñar la movilidad urbana y trasladar dependencias gubernamentales fuera del primer cuadro de la ciudad. Tinoco asegura que “la gente había abandonado el centro” y que el turismo era escaso. “¿Qué le podría ofrecer Morelia?”, se pregunta retrospectivamente en su publicación.

Una reconfiguración urbana integral

La operación no se limitó a liberar plazas. Según Tinoco, el plan contempló acciones estructurales, como:

  • La reubicación de la central de autobuses, que operaba a dos cuadras de la avenida Madero, para construir una nueva en el libramiento poniente.
  • El traslado de 18 dependencias estatales, lo que redujo significativamente el flujo diario al centro (estimado en 18 mil personas).
  • La construcción del actual edificio del Supremo Tribunal de Justicia, concentrando funciones antes dispersas.
  • La descentralización de oficinas municipales, como el complejo en Manantiales, para disminuir la presión urbana.
  • La habilitación de terminales suburbanas, que reemplazaron a los paraderos cercanos a los mercados.

La estrategia, señala el exgobernador, fue coordinada entre los tres niveles de gobierno y sectores de la sociedad civil. “Gracias a quienes han sido parte de este camino”, escribió, mencionando a figuras clave como Enrique Villicaña Palomares (coordinador del plan), la doctora Esperanza Ramírez Romero (presidenta del Patronato) y exfuncionarios como Juan Benito Coquet, Salvador López Orduña, Salvador Galván y Fausto Vallejo.

Un proceso complejo y con resistencias

El operativo no estuvo exento de críticas. Aunque la narrativa oficial destacó el ordenamiento y la recuperación del espacio público, organizaciones sociales y comerciantes afectados cuestionaron la forma en que se llevó a cabo la reubicación y las alternativas que se ofrecieron.

Hasta la fecha, hay opiniones encontradas sobre el impacto social del plan, especialmente entre comerciantes tradicionales y sectores populares que fueron desplazados o absorbidos por centros de comercio formal alejados del centro.

Aun así, Tinoco insiste en que la intervención fue clave para que Morelia mantuviera el reconocimiento de la UNESCO, y para que el Centro Histórico recobrara su atractivo para habitantes y visitantes. “Se reivindicó a Morelia como ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad”, afirma.

A 24 años, su mensaje intenta reactivar la memoria pública sobre un proceso que marcó el urbanismo y la vida cotidiana de Morelia. Una ciudad que, hoy más que nunca, enfrenta el desafío de equilibrar el turismo, el derecho al trabajo digno y el acceso equitativo al espacio público.

Con información de redes sociales

Fotos: Víctor Tinoco Rubí

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